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AdVersuS, Año II,- Nº 4, diciembre 2005
ISSN: 1669-7588
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LOS GOLPES DE LA CENSURA

 

– ¿Qué opina usted sobre la prohibición de exhibir Teorema en la Argentina?
– Yo estoy en contra de cualquier tipo de censura.

La respuesta de Pier Paolo Pasolini, durante la conferencia de prensa que ofreció –junto a María Callas– en el Hotel Hermitage de Mar del Plata al promediar el X Festival Cinematográfico Internacional, fue el pretexto que desató un largo, casi interminable aplauso. Los 300 periodistas y no periodistas argentinos allí reunidos expresaban así, políticamente, una ahogada frustración. Porque el fantasma de la censura ronda constantemente la actividad artística del país y porque las oposiciones no parecen disponer de canales por donde manifestarse y arribar a resultados atendibles.

Pocos estaban enterados, en ese momento, que Teorema se deslizaba por el ojo de la aguja: una resolución judicial autorizaba su estreno después de un largo proceso iniciado a principios de 1969 (ver recuadro) que, sin embargo, habría de terminar abruptamente. El sábado 4 de este mes, a pocas horas de su presentación en Buenos Aires, el Poder Ejecutivo dictaba la ley 18.641 que prohíbe su exhibición en todo el país. Un recurso extremo e insólito, que no tiene antecedentes, pero que parece estar justificado en el mensaje que acompaña la ley y que suscribe el ministro del Interior, general Francisco Imaz: “Dicho film se basa en un contenido cuya apreciación por los organismos administrativos intervinientes trasunta el desarrollo de cuestiones que agravian seriamente los principios morales y afectan los basamentos del núcleo familiar, en cuya defensa el Estado debe agotar todos los remedios a su alcance”.

En realidad, Teorema convocó arduas polémicas no sólo a nivel administrativo o artístico, sino también religioso, desde su presentación, en 1968, en la Muestra Internacional de Venecia. Entonces, el jurado que representaba a la Oficina Católica Internacional de Cine (OCIC) le otorgó su premio, que habitualmente destaca los merecimientos humanísticos de los film que analiza y galardona. Opinión que más tarde no compartió L'Osservatore Romano (órgano oficial del Vaticano): en un editorial del 15 de octubre de 1968, titulado El equívoco de un premio, el diario sostenía que “el premio de la OCIC a Teorema está destinado a perpetuar y agravar el equívoco de fondo que acompaña a la actividad artística de Pasolini”; y agregaba, después de admitir que el film “ciertamente no carece de originalidad constante y a veces agresiva”, que “la culpa no es de Pasolini, que como artista trabaja en lo que cree, sino de nosotros, los católicos, siempre adormecidos, que no somos capaces de crear siquiera las premisas y las condiciones ambientales para un cine auténticamente cristiano, o cuanto menos espiritual”.

Sin embargo, el abate Oraison tuvo una visión diversa de Teorema, según se puede inferir de sus declaraciones publicadas en el semanario francés Nouvel Observateur: “Para mí, si este film no tuviera un contenido religioso profundo, sin duda no hubiese sido discutido. Además, estimo que se deben precisar las posiciones, ya que las diversas concepciones de la sexualidad vista por la Iglesia se enfrentan en este caso. De un modo general, hay ante todo una posición que yo diría corresponde a obsedidos sexuales, obsedidos por la idea maniqueísta subyacente de que la sexualidad en sí es mala, y que son quienes se escandalizan con la idea de que Dios pueda ser mezclado a la sexualidad. Es éste un grave error, pues justamente en la Biblia aprendemos que la sexualidad y su misterio están en el núcleo mismo de la creación. Otra categoría de gentes –y son quienes sitúan la sexualidad en su lugar, con su ambivalencia genérica pero sin tenerle miedo– han gustado de Teorema. Más aún, han descubierto en él que es por medio de la encarnación sexual o, por lo menos, sexuada, que se expresan el amor y el misterio del reino de los cielos”.

También en torno de la sexualidad giraron la semana pasada las opiniones del sacerdote jesuita Mariano Narciso Castex, un argentino de 38 años, médico y licenciado en filosofía: “Creo que la película es una expresión creativa de alto nivel artístico, que revela el profundo drama de un homosexual (Pasolini). Estas dos cosas están básicamente en el film y pueden verse a través de tres elementos que lo sostienen: agresividad, angustia y creatividad. Especialmente la agresividad con que Pasolini destruye todos los valores del dinamismo normal del amor. Creo que es una película de debate, para grupos reducidos, que muestra básicamente la interioridad de un homosexual, de una personalidad humana distorsionada. En cuanto al sentido religioso de Teorema, aparte de la historia clínica de un creador que trasunta, existe una ligera intuición del director respecto de la vinculación entre religión y sexo. Pero ésta no es una certeza mía sino también una intuición sobre la película”.

Por supuesto, menos especulaciones –o muy pocas– marcaron la decisión censora del Poder Ejecutivo que, en este caso, parece tener su origen en la Municipalidad de Buenos Aires: “Quizá todo esto hubiera podido obviarse –sostiene Héctor Guevara, secretario de Gobierno de la comuna– si la Municipalidad hubiera hecho uso de sus facultades concurrentes con el Ente de Calificación, reconocidas por la ley y referidas a la policía moral. Precisamente el caso de Teorema nos ha hecho detener en este aspecto del procedimiento y entablamos contacto con el Ente para fijar un acuerdo a este respecto”. Confeso entusiasta del cine (“Tengo predilección por La fierecilla domada en versión de Douglas Fairbanks y Mary Pickford, por El desfile del amor con Jeanette Mac Donald y Chevalier, y por El pibe de Chaplin y Jackie Coogan”, afirma), Guevara no advierte contradicciones en una ley que anula disposiciones emanadas del Poder Judicial: “Los funcionarios no juzgamos los actos del gobierno –sostiene–. Estamos o no de acuerdo con los mismos; si no estamos de acuerdo, renunciamos. Por lo tanto, yo estoy totalmente de acuerdo con la sanción de la ley. Es obligación del Estado recurrir a todos los medios legales para poner en práctica las medidas que preconiza. Y una de ellas es la defensa de la familia y del estilo de vida nacional”.

En el ámbito artístico, la censura recaída sobre Teorema ennegreció aún más los espesos nubarrones de desasosiego. Análisis detectó la semana pasada a varias personalidades que alcanzaron –entre el viernes 3 y el sábado 4 de este mes– a ver el film en los cines de estreno. No todos parecen estar de acuerdo con la calidad intrínseca –cinematográfica, estética, ideológica– de Teorema. Pero coinciden ampliamente en otros aspectos:

ENRIQUE PEZZONI (ex profesor de literatura en Filosofía y Letras, jefe de redacción de la revista Sur, traductor de la novela Teorema que próximamente editará Sudamericana en Buenos Aires)
—En principio estoy en contra de cualquier tipo de censura; la censura es una forma de violencia que solo engendra violencia. He visto la película dos veces y me pareció muy interesante, además de un producto cinematográfico admirable. En el film, sin embargo, no se advierte tanto algo que en el libro es muy notable: su simbolismo obvio. A través de él Pasolini parece demostrar su confianza en la existencia de una “divinidad diabólica” o “dios iracundo”, capaz de destruir la estructura actual. Es una obra de profunda religiosidad, que habla del temperamento místico del autor. Acaso esto molestó a los censores, que conciben a la cultura como un reino sagrado.

MANUEL ANTÍN (director de Don Segundo Sombra)
Tengo la sincera sensación de que Teorema es una obra cumbre del pensamiento cristiano y del cine contemporáneo. Este juicio puede no ser compartido y hasta es lógico que así ocurra. Pero ante la ley que la prohibe, me parece inposible que no se comparta la idea de que se ha disparado un cañonazo contra una rosa.

ASTOR PIAZZOLLA (músico, compositor)
—Teorema es una de las películas más importantes que he visto en mi vida. Es una obra de arte que no puede prohibirse. Además, de esta manera no puede entenderse que se autoricen obras menores de contenido verdaderamente desagradable.

BEATRIZ GUIDO (novelista y guionista de cine)
Vi la película en Italia. Me pareció importante, pero no me interesó. En Teorema pasa como en algunas cosas de Graham Greene, donde el problema de la gracia divina se ejemplifica a cualquier costo. Me interesan los problemas religiosos encarados por los teólogos, los sociólogos o los revolucionarios; pero no me interesa el amateurismo religioso. Sin embargo, esta valoración no tiene nada que ver con mi sensación de tristeza al ver que se ha prohibido nuevamente. Esto creo que es un hecho absolútamente repudiable. Por su temática, es una película para minorías, es cierto; y ahí aparece el segundo problema de la exclusión civil de una minoría en la supuesta salvaguardia de una mayoría. Un país debe dar a los creadores la posibilidad de producir cualquier especulación. Cuando a Lyndon Johnson se le preguntó por qué no prohibía una obra teatral, MacBird, en la que se le imputaba el asesinato de Kennedy, respondió: “Mi país no está formado por 100 mil intelectuales”. La censura es una ofensa para cada argentino.

CRITICA DE UN “NO”

Febrero de 1969:La película Teorema ingresa al país, importada por el distribuidor Vicente Vigo (Norma SCA), quien, además, invierte 6.000 dólares imputables al costo del “internegativo, color” (5.000 dólares) y del titulaje en castellano (1.000 dólares).

14 de abril de 1969: El Ente de Calificación Cinematográfica expide el Certificado de Calificación: “Prohibida para menores de 18 años”. Antes de eso, se procede a efectuarle dos cortes aconsejados por el Ente con la firma de su director general, Ramiro de la Fuente, y su secretario, Eduardo Ares.

15 de abril de 1969: El Ente, ya extendido el Certificado, reclama la película para una segunda visión, a la que asiste el entonces ministro del Interior, Guillermo Borda.

16 de abril de 1969: El Ente notifica al distribuidor Vicente Vigo que queda “suspendido” el Certificado de Calificación expedido 2 días antes.

8 de mayo de 1969: Por resolución 32/69 el Ente vuelve a “prohibir” la exhibición de Teorema, después de una reunión de la Sala de ese organismo, que integran el profesor Luis Vesco, el teniente coronel Víctor Rodríguez y el capitán de navío Héctor Padilla. En el expediente respectivo se documenta un pedido, en el sentido de la prohibición, de la Dirección de Política del Ministerio del Interior, teniendo en cuenta “la polémica escandalosa” que ha provocado en Europa. Así queda revisada la calificación favorable expedida el 14 de abril.

Mayo–junio de 1969: El distribuidor Vigo entrevista a funcionarios y autoridades antes de solicitar la reconsideración –por vía administrativa– de la extrema medida. La tramitación culmina en una audiencia con el ministro de Educación, doctor Dardo Pérez Guihou.

Junio de 1969: El distribuidor Vigo interpone un pedido de reconsideración de la medida adoptada el 8 de mayo.

28 de octubre de 1969: El Ente rechaza el pedido.

Noviembre de 1969: El distribuidor Vigo interpone un recurso de amparo ante el juez en lo Contencioso Administrativo, doctor Valerio Rufino Pico.

4 de febrero de 1970: Una vez exhibida la película y oídos los “testigos de concepto” (el realizador Manuel Antín, el general Roberto Arredondo, el sacerdote Diurq, el crítico Domingo Di Núbila), el juez Pico resuelve hacer lugar al amparo solicitado por el recurrente Vicente Vigo.

5 de marzo de 1970: La Cámara Federal de Apelaciones, después de estudiar la apelación interpuesta contra la resolución anterior, confirma la sentencia.

31 de marzo de 1970: El Ente expide un nuevo Certificado de Calificación: “Prohibida para menores de 18 años”.

1º de abril de 1970: Se expide el Certificado de Exhibición a través del Instituto Nacional de Cinematografía.

3 de abril de 1970: Al mediodía se estrena Teorema en los cines Luxor e Iguazú. Horas más tarde, abordado por los periodistas en Casa de Gobierno, el intendente municipal de Buenos Aires, general Manuel Iricíbar, declara: “He venido a traer al señor Presidente los antecedentes de las películas Teorema y Yo, asesina”.

4 de abril de 1970: Concluida la primera función de este día, sábado, Teorema se deja de exhibir en virtud de lo dispuesto por la ley número 18.641 que prohibe su proyección en todo el territorio nacional.

Nota (sin firma) publicada en Análisis, Nº 474, 14 de abril de 1970, Buenos Aires: 53–56