Emilio Garroni, afamado académico internacional e integrante de nuestro Consejo Científico, falleció el 6 de agosto de 2005 a la edad de 79 años.

La noticia conmovió indudablemente los círculos de especialistasde todo el mundo y en particular apenó profundamente a esta redacción puesto que la muerte del profesor Garroni, gran filósofo, semiólogo, historiador de la estética y docente universitario en la Facultad de Lettere e Filosofia de la Universidad de Roma “La Sapienza”, nos deja a todos los que lo conocimos, tratamos y aprendimos de él, un poco más solos.

Recuerdo todavía, vívida y emotivamente, las iluminadas e iluminantes lecciones de filosofía y estética en los lejanos años de 1987 y 1988, en la seductora sede de Villa Mirafiori de “La Sapienza”. La dificultad de la estética kantiana, de los pasmosos meandros del pensamiento de Wittgenstein adquirían en su voz una formulación “clara y distinta”, no por su vulgarización o reducción simplificadora sino porque reflejaban la comprensión profunda que se adquiere luego de una vida de estudio y dedicación honesta, verdadera justificación y sentido de la docencia universitaria que nos permite la iniciación al diálogo y a la reflexión libres.

Lo recuerdo como una persona exquisita, relajada, sonriente, con una sonrisa cómplice y pícara que no perdía su concentración por divertirse y divertirnos.

Había nacido en Roma, el 14 de diciembre de 1925. Desde 1951 fue asistente voluntario de Filosofía Teorética en la Facoltà di Lettere e Filosofia de la Università La Sapienza de Roma, donde también había estudiado y se graduó pocos años antes. En 1964, siempre en la misma universidad, es nombrado profesor a cargo de Estética y en 1973 Profesor Titular ordinario de la misma materia. Obtuvo el doctorado honoris causa de la Universidad de la Plata (Argentina) el 2 novembre 1993 en reconocimiento a su trayectoria académica y por sus importantes contribuciones a la semiótica contemporánea.

Garroni fue un protagonista ineludible del debate filosófico sobre el arte durante la segunda mitad del siglo XX, testimonio de lo cual es su monumental obra, a saber: La crisi semantica delle arti (Roma:Officina, 1964); Semiotica ed estetica (Bari:Laterza,1968); Progetto di semiotica (Roma-Bari: Laterza, 1973); Pinocchio uno e bino (Roma-Bari: Laterza 1975); Estetica ed epistemologia. Riflessioni sulla "Critica del Giudizio" (Roma: Bulzoni, 1976); Ricognizione della semiotica (Roma: Officina Edizioni, 1977); Senso e paradosso. L'estetica, filosofia non speciale (Roma-Bari:Laterza, 1986); Estetica. Uno sguardo-attraverso (Milano: Garzanti, 1992); Osservazioni sul mentire e altre conferenze, (Castrovillari: Teda, l994).

Garroni es además autor de las voces: “Creatività”, “Spazialità”, “I paradossi dell'esperienza” de la Gran Enciclopedia Einaudi (Torino, l978) así como de innúmeros ensayos y artículos de semiótica y estética e incluso de algunos libros de narrativa. Este aspecto era una de las características fundamentales de sus escritos académicos y de sus lecciones, la dosificación y narración de los temas más arduos e imbrincados en relatos de gran sensibilidad y belleza estética, pero conservando, como fue señalado al inicio, una radical profundidad y fidelidad a la complejidad de la materia tratada y del problema planteado en cada exposición, oral o escrita.

Garroni no escapaba a la cita casi obligada, de aparente sentido común, pero, una vez expuesta se preocupaba por desmenuzarla y eventualmente refutarla.

O dicho en otras palabras: de nada vale definir a priori, taxonómica y genéricamente la obra de arte pero sí es posible preguntarse por sus rasgos pertinentes, lo que hace que algo sea o sea considerado, como una ”obra de arte”.

En los años cincuenta se ocupó de historia y crítica de arte y en los años sesenta y setenta de semiótica general y, en particular, de los lenguajes no verbales, anticipando conclusiones, que junto a las de Ferruccio Rossi-Landi, fundamentaron las bases de la investigación sobre la cuestión en las décadas siguientes.

Iluminada fue también su solitaria, honesta y premonitoria denuncia de algunas formas del pensamiento postmoderno, en particular de las acomodaticias versiones del “pensamiento débil”. Tanto es así que cuando en 1986 publica Senso e paradosso. L'estetica, filosofia non speciale fueron muchos los que hablaron de la finalmente saludable reacción del “pensiero fortissimo” de Garroni como oposición a versiones en boga del llamado “pensiero debole”.

Un recuerdo final para comprender la dimensión de la pérdida: en 1987 me encontraba en la Universidad de Ginebra preparando una bibliografía exhaustiva sobre semiótica contemporánea y le pregunté al profesor que dirigía mi investigación: “¿Quién de todos estos autores es total y absolutamente insustitubile?” e instantánea e indubitablemente me respondió, “La respuesta es muy fácil y simple: Emilio Garroni, el más grande los los grandes semiólogos del Siglo XX””. Mi interlocutor era ni más ni menos que Luis Prieto...

Cuanto dicho sirva como un sincero homenje de quien dejara de ser hace muchos años un profesor y eminente académico y se convirtiera en sentido amigo.

Siguen para completar este recuerdo del maestro, un sentido obituario de Tullio De Mauro escrito al día siguiente de su fallecimiento, una breve nota publicada por Garroni en 1999 para una enciclopedia especializada, la transcripción de una entrevista del 2001 y la transcripción de un encuentro con estudiantes del último año de la escuela secundaria del 2003, en los que se presenta y materializa el académico y el hombre.