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Presentación
AdVersuS, Año II,- Nº 2, abril 2005
ISSN: 1669-7588
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1. En uno de los quizás dos tratados más exhaustivos acerca de la "invasión structuraliste"1 Jeanne Parain-Vial (Analices structurales et idéologies structuralistes, Toulouse: E.Privat Ed., 1969) define certeramente al estructuralismo diciendo que "parece un fragmento aislado de un hegelianismo que hubiera estallado en pedazos". La autora, que analiza sobre todo el fenómeno en sus exponentes franceses (esencialmente Lacan, Foucault, Althusser, Levi-Strauss) con la casi única excepción de N. Chomsky, y en el marco teórico de una gnoseología realista crítica, concluye que dicho hegelianismo ha estallado justamente porque se ha negado al lenguaje entendido como proceso (dialéctico) de conocimiento la potencialidad pragmática, transformadora de la "realidad" (aun entendida como constructo): "Ni los textos del joven Hegel, ni los de la Fenomenología, desconocen la experiencia inmediata, es decir la unidad originaria y final del sujeto y del objeto. Todo el proceso de conocimiento se desenvuelve a través del lenguaje entre estos dos momentos (...)" (243). No existe, según este planteo, "un muro del lenguaje que es imposible atravesar" (J. Lacan: Ecrits, Paris, Ed. du Seuil, 1966: 289). En Hegel, como en Croce y toda manifestación idealista absoluta, es imposible afirmar que "entre el hombre y el mundo hay un muro" puesto que el Mundo es el Hombre a través del cual se expresa la Idea o el Espíritu. En conclusión, "es suficiente separar el hegelianismo de la unidad originaria y la unidad final del En-sí-Para-Sí, para transformarlo en una filosofía estructuralista (ib)" es decir en ideología cartesiano-solipsista, en cuyo cuadro la dialéctica es irrelevante si no inexistente.

2. La afirmación precedente vale sobre todo para dos tradiciones semióticas, la francesa y norteamericana, en cuyo seno se desarrolló lo que Parain-Vial denomina, no sin un dejo despectivo, "filosofía estructuralista". Sin embargo, y consten los numerosos contraejemplos (empezando por Peirce -al menos en la mayor parte de su obra y siguiendo ciertas lecturas no idealistas2) no se podría afirmar lo mismo, al menos no en bloque, de la tradición semiótica eslava, sobre todo praguense y rusa. Muy por el contrario y sobre todo en la Escuela de Praga (cfr.v.gr. L.PrietoL "L'ideologia strutturalista e le origini dello strutturalismo", ap. Saggi Semiotici, Parma: Pratiche Editrice, 1989) las "estructuras semióticas  son ni más ni menos que "estructuras oposicionales" es decir, se constituyen en un "sistema de identidades opuestas" las cuales presuponen "una struttura semiotica fondata sui rapporti che una pratica stabilisce tra i suoi mezzi e i suoi scopi" (38) involucrando obviamente en este sistema de oposiciones (jerárquicas) a los autores sociales respectivos. Siendo "questo legame tra identità e pratica che fa di ogni conoscenza un fenómeno storico-sociale, giacché le pratiche non vengono imposte dagli oggetti stessi e nemmeno scelte dal soggetto individuale, bensì decise dal gruppo sociale al quale questo necesariamente appartiene (ib)". Y si recordamos que una ideología es justamente "un discorso che tende a naturalizzare una conoscenza e cioè come un discorso che cerca di far dimenticare la pratica con cui essa è necesariamente collegata" podemos fácilmente concluir que la filosofía o ideología estructuralista (sobre todo francesa y norteamericana) ha tendido a realizar un análisis estructural que podemos definir como neguentrópico, es decir cerrado, naturalizado, ideologizado. Más aun la filosofía estructuralista, entendida como un hegelianismo hecho pedazos para el cual el lenguaje es un muro -i.e. una práctica naturalizada- podría definírselo más exactamente como post-estructuralismo y traducido en clave política, post-modernismo: la ideología del análisis, de la crítica inútil: hedonista, pesimista: "l´hedonisme est un pesimisme" (Barthes, Le plaisir du texte, Paris: Seuil: 1973: 91). "Parler (...) ce n´est pas communiquer' (.): toute la langue est une reaction généralisée (.) ne sera jamais la langue de l'absurde; ce ne sera jamais non plus une langu e réactionaire.  (...) elle est tout simplement: fasciste" (Barthes, R., Lecon, Paris: Seuil: 1978: 15). Si la estructura es (ha sido) natural, cualquier hipótesis de modificación carece de sentido, causa inquietud, temor, malestar ("La seule pasión de ma vie a été la peur") y se imponen "saturations du surmoi et de l´ideal du moi" (Lacan, J., Ecrits,: 121-2) a riesgo de confundir al "révolutionnaire" con el "schizo" (Deleuze, G. Pourparlers, Paris: Minuit, 1990: 37-8).

En otros términos, la no distinción entre lo que Parain-Vial denomina estructura esencia y estructura modelo, que traducido en términos semióticos podría definirse como la confusión -o no distinción- entre niveles de lenguaje textual y meta-textual -o mejor aún, la imposibilidad de reconocer textos hegemónicos legitimizantes de la producción de meta-textos críticos (des-naturalizantes)- constituye el rasgo fundamental de la filosofía estructuralista (que no es más que una de las tantas manifestaciones del "modelo de la ausencia" (Barilli, R., Tra presenza e assenza: due ipotesi per l'età postmoderna; Milano: Bompiani, 1974, 1980), así como de sus manifestaciones post-estructurales y post-modernas, expresada en la muerte de las ideologías, o sea la naturalización de la ideología hegemónica y triunfante, incapaz de concebir un mínimo de des-alienación alternativa. Un lenguaje que se automodeliza como  fascista, modeliza fascismo. No lo es forzosa, natural, esencialmente.

3. Sin embargo, el análisis estructural, en el marco de la teoría de los sistemas modelizantes primarios y secundarios (Escuela de Moscú-Tartu), basándose en una relectura de los principios del Primer Programa Semiótico (Peirce-Saussure-Gramsci) posibilita no sólo evitar el peligro de su propia ideologización (negando toda deología) sino que aparece como "lo strumento più adatto per la denuncia delle ideologie", es decir una Filosofía de Praxis como análisis del "sentido común".

Notas:

1) Pensamos sobre todo en el profundo libro de D´Arco Silvio Avalle (Formalismo, Strutturalismo, Semiologia), el cual posee una concepción menos parcial y mucho más extensa en sus objetivos, en la que pretende analizar la "tendencia estructural" no limitándose a una tradición semiótica en particular. Asimismo, es muy interesante la discusión mantenida por C. Segre aplicada fundamentalmente a la crítica literaria (I Segni e la Critica, Torino: Einaudi, 1969). El término "invasión structuraliste" está tomado de J.Derrida (L'écriture e la différence, Paris: Seuil, 1967) quien también analiza profundamente la cuestión, desde una perspectiva fundamentalmente coincidente con Parain-Vial al leer al estructuralismo, implícitamente, como un hegelianismo mutilado preocupado por "une inquiétude  sur le langage", un "penser la totalité" pero ya que "le relief et le dessin des structures apparaissent mieux quand le contenu, qui est l´énergie vivante du sens, est neutralisé" (13) se cae en un "ultra-structuralisme" ("filosofía estructural", "ideología estructural", "post-estructuralismo" incluso) caracterizado por "Préformisme, téléologisme, reduction de la force, de la valeur et de la durée, viola qui fait un avec le géométrisme, viola quit fait structure" (36), verdadera "métaphysique ou cette théologie de la temporalité" (41) siendo "le plus grave, c´est que cette méthode, "ultra-structuraliste", (...) semble contredire ici la plus préciuse et la plus originale intention du structuralisme" (43).

2) Baste remitir a U.Eco (I limiti dell´Interpretazione, Milano: Bompiani, 1991) en donde se analizan las distintas "hermenéuticas" de la obra de Pierce (sobre todo en los caps. 4.4. y 4.5.).

Publicado en  Ad-Versus, II, 2-3,  julio-diciembre 1991, Roma-Buenos Aires: 3-4.